En el debate, ya de por sí anémico, sobre la crisis social-ecológica, echo a faltar la voz pública de los ambientólogos. Esta controversia tiene numerosas dimensiones, desde la pérdida de biodiversidad o la acidificación oceánica, pasando por el urbanismo desbocado, hasta la mayor de ellas por su impacto y carácter global: la disrupción climática. No conozco investigaciones al respecto (lo cual ya es significativo), pero tengo la clara y distinta impresión de que apenas han trascendido posiciones nítidas, respecto de estos grandes problemas del naciente Antropoceno, que provengan reconociblemente de los colectivos de estudiantes y titulados en Ciencias Ambientales. Por supuesto, la (des)atención generalizada de los medios de comunicación a los problemas social-ecológicos explica gran parte de esta ausencia. Pero también es cierto que la legimitidad para ser escuchado, y el hueco entre los distintos debates, hay que ganárselos. Esto supone un enorme trabajo, es cierto: desde manifestaciones y manifiestos hasta informes, notas de prensa, entrevistas, cartas al director, y también la difícil construcción de consensos dentro de las organizaciones profesionales. Y esto se ha hecho desde los ambientólogos en mucho menor medida que en el caso de otros actores del escenario ambiental.
Yo voy a partir de este síntoma para plantear lo que me parece un error estratégico de los ambientólogos, que les lleva a perder relevancia y a aportar menos de lo que podrían a los profundos cambios que, ahora más que nunca, necesitamos que lideren y gestionen.
Buenas, me ha gustado mucho el artículo, soy Geológa y Estudiante de Ciencias Ambientales por la Uned en Asturias, creo que hasta que no cursé la asignatura de Medio Ambiente y Sociedad no sabía cual era muy bien mi sitio en este complejo e indefinido mundo profesional en el que nos metemos los amamos las ciencias y en concreto las relaciones humanas con el entorno.Desde mi punto de vista la labor de lo ambientólogos no está bien definida y es muy cierto que son invisibles en cualquier conflicto medioambiental, ni en partidos políticos, grupos científicos, ONG´s… se recibe la valoración del ambientólogo. Es cierto que es una disciplina puede decirse que en pañales pero nos corresponde a todos los que nos queremos dedicar a esto, conseguir el hueco de relevancia necesario para que nuestras aportaciones sea realmente tomadas en cuenta a la hora de planificar adecuadamente el uso que se da a los recursos del planeta. Un saludo